En la Ciudad de México, la “rebelión” de los seguidores de los “corridos tumbados”

En la Ciudad de México, Los Guitarrazos, un popular evento musical, reúne a cientos de aficionados a los corridos tumbados, un subgénero que ha gozado de éxito mundial, pero que sigue siendo controvertido en el país. Para "El País América", la periodista Nadia Orozco se sumergió en este vibrante círculo que se ha convertido en un símbolo de resistencia cultural.
"¡Tira ya, camarada Chucho!", insta una voz al micrófono. Y el camarada Chucho se lanza: pone las manos sobre el requinto , y la vibración de las cuerdas se mezcla con el sonido ensordecedor de la lluvia que azota el techo de este bar en la colonia Roma de Ciudad de México.
En cuestión de segundos, un tololoche [instrumento de la familia de los bajos usado en la música tradicional mexicana], trompetas, un bajo y guitarras empiezan a tocar al compás. Entonces, la voz del locutor anuncia el inicio de las hostilidades: «Las guitarras han rugido, ya no les importa». El público ya está enardecido, los gritos aumentan, los silbatos suenan, los aplausos suenan, los teléfonos están fuera. No hay vuelta atrás.
Es martes por la noche y mañana, a trabajar, a trabajar, a la primera línea, pero eso no importa. Tampoco importa que esta semana las lluvias torrenciales hayan sumido la ciudad en un caos total , con las calles convertidas en ríos y atascadas con coches atrapados por el agua. Son las 10 de la noche y más de 500 personas corren para asistir a esta nueva edición de Los Guitarrazos, que, tras apenas quince fechas, ya se ha convertido en una institución. Un poco de revuelo.
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Courrier International